miércoles, 6 de julio de 2011

¿Orden y progreso?


Estaba listo para ir rumbo a la Plata para ver lo que sería el estreno de Brasil en la Copa América 2011 frente al combinado venezolano. De camino a la estación del tren recordaba la primera vez que había visto al “Scratch”  en vivo. Fue en el 2004 cuando enfrentaron a Ecuador en el estadio Olímpico Atahualpa. Repasando la estrategia, 4-4-2, hasta los jugadores como: Ronaldo, Ronaldinho, Kaka, Roberto Carlos, Cafu, entre otros, me percataba que había un cambio notable de ideología, no solo táctica, también cultural. Poco a poco se ha ido extinguiendo el “jogo bonito” y le están dando paso al fútbol de “muita raca” que significa: "El fútbol guerrero". Unos de los primeros equipos que lo introdujo fue el Gremio de Porto Alegre, desde los cánticos de hinchadas argentinas, hasta la forma de jugar y de sentir el fútbol.

Llegué al tren y habían muchos brasileros, pero pocos con la camiseta que represente aquel país. Había  un hincha del Palmeiras, con la 7 en la espalda de Diego Souza, otro con una retro de Gremio, sentado más lejos uno con la del Atlético Mineiro y la novia tenía la del Cruziero , clásico rival del “Galo”, con el número 10 de Roger. El viaje se hacía largo, en realidad tedioso, quizás las ansias de ver esa nueva “ideología” hacia que el trayecto se asemeje a una tortura. 

Llegado a la estación había que tomar un colectivo que se demoraba 15 minutos en llegar al estadio. Dentro del bus no sólo habían brasileños y venezolanos, era una mezcla de muchos países, una fiesta. En el estadio Único de la Plata, lindo por cierto, me encaminaba rumbo a la popular norte. Faltaban cinco minutos para el comienzo del partido y estaba lejos del destino, por suerte el partido comenzó diez minutos tarde y llegué cuando cantaban los himnos. “Eu sou Brasileiro, orgulho muito, com muito amor” era el cántico más repetido por los hinchas de la “canarinha”.  

Ver a Thiago Silva despejar la pelota a más de 50 metros del campo y que los brasileños lo celebren, era la prueba que necesitaba para corroborar lo que estaba pasando en Brasil, el fútbol cambió. Concluido el encuentro, no estaba triste por la ausencia del gol, estaba preocupado por la desaparición del juego. Al igual que con Dunga, Menezes tiene un trabajo durísimo rumbo a Brasil 2014, una obligación para los brasileños. Orden y progreso.


1 comentario: